¿Qué es la ansiedad por la comida?
Es importante distinguir entre la ansiedad por la comida y comer por ansiedad. Cuando hablamos de ansiedad por la comida, nos referimos al acto de comer como una forma de manejar o responder a la ansiedad que sentimos.
La ansiedad puede actuar como una manera de evitar el malestar. La comida, al ser una fuente de generación de dopamina y otros neurotransmisores, puede actuar como un sedante natural. Con el tiempo, automatizamos esta conducta y utilizamos la comida como una forma de evadirnos. Sin embargo, esta estrategia nos impide encontrar mejores recursos de afrontamiento.
Por otro lado, la ansiedad por la comida puede surgir de la obsesión por no comer ciertos alimentos. La obsesión de evitar ciertos alimentos puede generar una compulsión por comerlos. Esto puede manifestarse en las conocidas dietas, donde nos repetimos «no debo», «no debería». Ambas formas de ansiedad están interconectadas: la preocupación excesiva por la alimentación genera ansiedad, y la ansiedad a su vez genera obsesión, lo que aumenta la preocupación por la dieta.
El origen de la ansiedad por la comida no siempre está relacionado con las dietas. Si bien una dieta puede desencadenar este tipo de ansiedad, hay muchos otros factores involucrados. La comida es algo accesible y necesario en nuestras vidas, y la ansiedad es una emoción normal. El problema surge cuando utilizamos la comida como una forma de tapar o ignorar el mensaje que la ansiedad nos está enviando.
¿Por qué sentimos ansiedad por la comida?
La ansiedad por la comida es una señal de que hemos estado ignorando las necesidades de nuestro cuerpo y mente durante demasiado tiempo. El síntoma de ansiedad por comer es una llamada de auxilio que nos invita a dirigir nuestra atención hacia nosotros mismos y abordar nuestras carencias emocionales.
Si no contamos con las herramientas adecuadas para gestionar esta emoción, podemos caer en el patrón de picotear constantemente. Saltamos del sofá a la cocina, de la cocina al sofá, abriendo los armarios en busca de algo para comer. Un poco de chocolate, un poco de pan, un poco de queso… Y poco a poco, esto se convierte en una carga que nos impide avanzar hacia nuestros objetivos.
El problema no radica en los alimentos que ingerimos, sino en nuestra incapacidad para escuchar el mensaje que la ansiedad tiene para nosotros y en cómo lo tapamos con la comida.
Es fundamental tomar conciencia de si la ansiedad por comer es algo pasajero, como en momentos de cambio o transición, o si lleva tiempo conviviendo con nosotros. Incluso si no nos consideramos comedores compulsivos, es importante no subestimar la importancia de este problema. El hambre emocional es una respuesta a carencias internas, y es responsabilidad nuestra abordarlas.
Nuestras costumbres y creencias relacionadas con la comida también desempeñan un papel crucial. Desde pequeños, aprendemos a asociar la comida con el confort y a utilizarla como una herramienta de gestión emocional. Estas costumbres pueden distorsionar nuestra relación con la alimentación a medida que crecemos.
El círculo vicioso de la ansiedad por la comida se alimenta a sí mismo. Cuanto más ignoramos el origen de nuestro malestar, más aumenta la necesidad de comer. Además, se suma el castigo posterior y el sentimiento de culpa por haber utilizado la comida como una forma de gestión emocional. Desaprobamos el comer emocionalmente y nos castigamos, generando aún más ansiedad.
¿Cómo puedo dejar de tener ansiedad por la comida?
¿Cómo podemos solucionar este problema? Es importante buscar ayuda. No se trata solo de ser conscientes y decir «voy a solucionarlo«. La voluntad no es el único factor en juego. La conducta alimentaria está influenciada por diversas variables, como las emociones, los pensamientos asociados y las variables fisiológicas y hormonales. Son muchos los aspectos involucrados, y es posible que no tengamos las herramientas necesarias para abordarlos.
Al igual que acudimos a un especialista cuando tenemos problemas cardíacos, también deberíamos buscar ayuda a nivel psicológico. Establecemos una clasificación de alimentos como buenos o malos y nos negamos a permitirnos muchas cosas. Si comemos uno de esos alimentos «prohibidos», nos sentimos culpables y nos suspendemos a nosotros mismos.
Pide ayuda, no en estás sola para superar tu ansiedad por la comida.
No te fuerces ni trates de controlar la ansiedad por la comida. A veces, intentar cambiar nuestra alimentación puede tener el efecto contrario. Cuanto más intentamos modificar nuestra alimentación, más alteramos nuestra conducta alimentaria. La culpa asociada a comer ciertos alimentos surge cuando no estamos alineados con nuestras propias elecciones. Si bien la información es poderosa y nos ayuda a ser conscientes, también puede llevarnos a desconectar y obsesionarnos. Un exceso de información puede hacer que nos enfoquemos demasiado en cómo los alimentos afectan a nuestro cuerpo y olvidemos sus otros aspectos beneficiosos.
En resumen, es importante abordar la ansiedad por la comida desde una perspectiva integral. No te enfrentes a este desafío solo, busca apoyo profesional y adquiere las herramientas necesarias para manejar tus emociones de manera saludable y encontrar un equilibrio en tu relación con la comida.







