¿Qué produce la necesidad de comer por ansiedad?
La mala relación con uno mismo
La autocrítica constante, las creencias negativas sobre uno mismo y la falta de autocuidado pueden contribuir a comer por ansiedad. Cuando nos hablamos de manera negativa y no nos dedicamos tiempo de calidad, es comprensible que recurramos a la comida como una distracción de nuestros pensamientos negativos y como una forma de encontrar alivio en medio del caos mental.
Altos niveles de estrés
El estrés es una respuesta natural del cuerpo para enfrentar situaciones complejas, y en ciertas dosis puede ser beneficioso. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico y nos acompaña constantemente, puede generar efectos negativos. El exceso de la hormona cortisol en el organismo puede ser interpretado como una señal de peligro por nuestra mente y desencadenar la ansiedad. En la comida encontramos un refugio que nos permite temporalmente escapar de la lucha constante y buscar un momento de paz.
Dificultades en las relaciones interpersonales
La incapacidad para expresar nuestras emociones, ser asertivos y comunicar nuestras necesidades puede generar comer por ansiedad. Sentir que no recibimos lo que esperamos de los demás y percibir el entorno como hostil puede llevarnos a recurrir a la comida como una forma de enmascarar los conflictos no resueltos y encontrar un alivio que no encontramos en las relaciones personales.
Comer por ansiedad también puede ser una señal de que algo no está bien en nuestra vida. La sensación de vacío y la falta de satisfacción pueden llevarnos a buscar en la comida una forma de sentirnos llenos y satisfechos. Estar atrapados en una rutina donde no nutrimos todas nuestras necesidades puede desencadenar esta ansiedad y el deseo de compensarlo a través de la comida.
El impacto de las dietas restrictivas
Las dietas restrictivas aumentan las posibilidades de comer por ansiedad. Las restricciones excesivas, la culpa, la frustración y la ansiedad asociadas a las dietas pueden generar ciclos de restricción y atracón. Es fundamental elegir un buen equipo de dietistas-nutricionistas que enfoque la alimentación desde una perspectiva equilibrada y saludable.
La falacia del control
A menudo se nos enseña a luchar contra el hambre y controlar nuestros impulsos alimentarios. Sin embargo, no se trata de controlar el hambre, sino de escuchar y atender nuestras señales internas de manera adecuada. El intento de controlar constantemente la alimentación puede generar más ansiedad y desencadenar un ciclo de restricción y descontrol.
Comer por ansiedad y las trampas de las dietas
Muchas veces, nos han enseñado a luchar contra el hambre y a controlarlo como una herramienta para acabar con la ansiedad. Sin embargo, el enfoque correcto no es controlar el hambre, sino escuchar nuestras señales internas y nutrirnos de otras formas que no sean solo a través de comer por ansiedad.
Muchas personas que comen emocionalmente están agotadas de seguir dietas una y otra vez, pensando que su falta de voluntad es la razón por la que no logran alcanzar sus objetivos. Es importante entender que la obesidad no es simplemente resultado de la pereza o la falta de fuerza de voluntad, y que una dieta restrictiva puede convertirse en el problema en sí mismo, generando ciclos peligrosos de restricción y descontrol.
¿Qué hacer para dejar de comer por ansiedad?
Es importante reflexionar sobre las fuentes de estrés emocional que nos activan y prestar atención a las causas subyacentes de la ansiedad. Comer por ansiedad no es el problema en sí mismo, sino una respuesta a los problemas que subyacen. Debemos abordar las causas de la ansiedad, como la fuente de estrés, la baja tolerancia emocional y las dificultades para gestionar y adaptarnos. Es fundamental entender que la comida es una necesidad, pero no debe convertirse en nuestra única forma de hacer frente a las dificultades emocionales.